Las fuentes olvidadas del pluralismo jurídico: indianos, piratas, palenqueros y gitanos
El debate del pluralismo jurídico tan de moda en Colombia a partir de que el Estado reconoció la existencia de otras formas jurídicas diferentes a la oficial, o mayoritaria, tiene unos antecedentes históricos y doctrinales que es necesario estudiar.
Este debate alude a la existencia de ‘otros derechos’ o de otras formas jurídicas junto al derecho estatal, que coexisten unas veces armónicamente, otras en conflicto, pero, en cualquier caso, siempre con independencia al derecho estatal. Así, el pluralismo jurídico, como afirmaba el sociólogo francés J. P. Proudhon, es el resultado del pluralismo social.
El derecho es el resultado de la acción social, por eso la existencia de diferentes formas sociales tiene como una de sus consecuencias la diversidad de sistemas jurídicos. Georges Gurvitch señalaba un
derecho social, que tiene carácter extraestatal y libre, pues los hechos generadores de este derecho social representan los valores y los intereses defendidos por cada uno de los grupos sociales existentes.
De este modo, la solidaridad social debe incorporarse al derecho como principio rector, planteaba Gurvitch.
Nos apoyaremos para nuestro análisis en las recientes investigaciones sobre las TAZ (zonas temporalmente autónomas), realizadas por el investigador estadounidense Hakim Bey, ya que éstas recrean el discurso sobre la gran cantidad de espacios, en tierras de Nuestra América, donde el poder y el capital no han podido penetrar totalmente, situación con la cual se ha permitido la construcción de sociedades libres. En el presente ensayo intentaremos ampliar el marco conceptual propuesto por Bey, con varios ejemplos desarrollados en territorios de Nuestra América, a partir de sus prácticas jurídicas.
Son múltiples los espacios de libertad solidaria creados a lo largo y ancho del continente, por eso vale la pena resaltar algunos ejemplos ocultos por las historias oficiales de los países americanos; ya que no podemos dejar de recordar experiencias y proyectos que fortalecieron las posibilidades de autonomía y de libertad en estos territorios.
Desde Tomás Moro, la utopía ha tenido un espacio propio en tierras americanas, es decir, esa idea de ‘Nuevo Mundo’ o América se convirtió en ese espacio privilegiado para nuevas utopías, pero pocos se imaginaron que en realidad en América estaban presentes, antes de la llegada de los europeos, miles de utopías que fueron destruidas por la codicia y por la cobardía de los llamados por la historia oficial ‘conquistadores’.